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Películas y videojuegos: Juego Secreto (Cloak & Dagger)

La relación entre películas y videojuegos siempre ha sido, cuando menos, complicada. Sin embargo, mientras que a día de hoy lo que nos viene a la mente es la palabra “adaptación”, esto es, adaptación de película a videojuego (que no suele salir bien parada) o, peor aún, de juego a película (¡que Uwe Boll nos […]

La relación entre películas y videojuegos siempre ha sido, cuando menos, complicada. Sin embargo, mientras que a día de hoy lo que nos viene a la mente es la palabra “adaptación”, esto es, adaptación de película a videojuego (que no suele salir bien parada) o, peor aún, de juego a película (¡que Uwe Boll nos coja confesados!), durante los años ochenta hubo una serie de películas que no adaptaban el argumento de un juego, sino que giraban en torno a los juegos en sí mismos. Tron (1982) podría ser el exponente más claro (y uno de los más tempranos) de este sub-género.
Juego Secreto (Cloak & Dagger, 1984) no es tan popular o conocida, pero es igualmente entretenida, aparte de estar más centrada en la realidad: los videojuegos son una parte de la trama, pero no el eje de la misma. Se trata de una de las muchas cintas de aventuras de los 80 protagonizadas por niños, en las cuales (y a diferencia de las edulcoradas cintas infantiles de hoy) se enfrentan a peligros de naturaleza desde peligrosa a mortal.

El argumento se centra en Davey Osbourne (interpretado por Henry Thomas, el inmediatamente reconocible Elliot de E.T.), un niño que adora todo lo relacionado con los espías, especialmente un juego de mesa llamado Cloak & Dagger, una suerte de Dungeons & Dragons, pero con espías, en el que el objetivo es tomar el control del héroe, Jack Flack, y completar misiones.

Davey tiene en Jack Flack a su amigo imaginario, y lo visualiza con el aspecto de su padre (, interpretado por Dabney Coleman, otro habitual de los filmes de la década). El chaval desearía que su padre se pareciese más a Jack Flack, un héroe espía. En la vida real, su padre trabaja para la Fuerza Aérea y no tiene mucho tiempo para estar con su hijo. Esto hace la relación entre los dos especialmente difícil, ya que la madre de Davey ha muerto no hace mucho y el chico ha tenido problemas para aceptar la nueva situación, retirandose a su imaginación y pasando el tiempo en una tienda de videojuegos acompañado de su amiga Kim (interpretada por la adorable Christina Nigra).

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Mientras juegan a los espías (¡con walkie talkies!) en un edificio de oficinas, Davey se convierte en testigo accidental del asesinato de un hombre en bata de laboratorio, quien, momentos antes de morir, le hace entrega a Dave de… ¿un cartucho de Atari 5200?. Dentro del cartucho, aunque Davey no lo sepa aún, hay un chip escondido que contiene secretos del gobierno. A pesar de que Davey logra escapar de los asesinos, ni las autoridades ni su padre le creen, considerando que su inverosimil relato es producto de su imaginación y su obsesión con los juegos de espías. Desvelar más de la trama le quitaría la gracia a la película, pero partir de ese momento, Davey tendrá que arreglarselas él solo para lograr dar esquinazo a los espías que le persiguen. Bueno, solo no, contará con la ayuda de su amigo imaginario Jack Flack.
Es aquí donde reside la gracia de la película: el personaje de Jack Flack solo está en la imaginación de Davey, de modo que nadie más le ve, y gracias a la magia del montaje hay escenas donde, estando en el cuadro tanto el chico como el espía de ficción, el primero se refleja en una ventana mientras que el segundo no, u otras donde, al interpretar Dabney Coleman a Flack y al padre de Davey, hace ambos papeles tanto en plano como en contraplano, dando la impresión de que (a ojos de Davey) ambos personajes están presentes en la escena al mismo tiempo.

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Si bien los videojuegos no son una parte crucial de la trama (en vez de un cartucho bien podrían haber escondido los planos en un juguete o cualquier otra cosa), están muy presentes en la misma y para cualquier aficionado a los juegos retro merece la pena un visionado: Atari y Universal Pictures se enteraron al mismo tiempo de que estaban trabajando en proyectos relacionados (una película sobre un niño que juega a espías, y un videojuego con un espía como protagonista), y pasaron a colaborar mutuamente: el juego que aparece en pantalla es la versión arcade de Cloak & Dagger y existió realmente, si bien nunca llegó a lanzarse una versión doméstica para la 5200 del mismo (de igual forma, los cartuchos de Tempest que aparecen en la tienda tampoco llegaron a existir).

En la tienda en la que Davey pasa tanto tiempo aparece una plétora de productos de Atari, así como de la competencia (la Colecovisión). El detalle más raro de la cinta son los momentos en la trastienda en los que detrás del chico hay un poster del infame juego E.T. de Atari. Raro porque los niños protagonistas de ambas películas están interpretados por el mismo actor: Henry Thomas, así que Elliot tiene detrás de sí un poster de su propia película. Un guiño curioso.

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Una de las cosas que llaman la atención a los críticos de hoy, y que delatan que la cinta de Richard Franklin viene de una era pre-Columbine y pre-11S, son detalles y hechos que no se han descafeinado en absoluto pese a ser una cinta infantil de aventuras: Davey entra en un edificio de oficinas enarbolando una pistola de juguete de aspecto realista, y el guardia de seguridad, lejos de alarmarse, le ríe la gracia (una de las razones de que, por normativa, las pistolas de juguete actuales tengan diseños coloristas y fantásticos es precisamente para evitar que un agente del orden la emprenda por error a tiros con un niño que juega). Los espías tratan de asesinar al niño en cuanto le ven, abriendo fuego sin dudarlo. Algunos críticos actuales (en esta era de mojigatería donde parece que a los niños hay que tratarlos poco menos que de imbéciles) se llevan las manos a la cabeza argumentando que las situaciones a las que se somete a Davey son crueles y traumáticas. Sin embargo yo veo una película simpática y entrañable sobre la importancia y dificultades de la relación entre un niño y su padre, y no puedo sino recomendar su visionado a cualquier aficionado a los videojuegos que quiera pasar una tarde entretenida.

Además, la chaqueta de Jack Flack es una pasada.

Autor: Lázaro

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