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Especial verano: Dead or Alive Xtreme 2

Seguimos con nuestros artículos de temática vacacional, en esta ocasión con el juego playero por excelencia: Dead or Alive Xtreme 2 es la secuela para Xbox360 del título de volley playa de la Xbox original, y si bien se mantiene la desenfadada representación de este deporte, esta segunda parte incluía una plétora de divertidos minijuegos […]

Seguimos con nuestros artículos de temática vacacional, en esta ocasión con el juego playero por excelencia: Dead or Alive Xtreme 2 es la secuela para Xbox360 del título de volley playa de la Xbox original, y si bien se mantiene la desenfadada representación de este deporte, esta segunda parte incluía una plétora de divertidos minijuegos centrados alrededor de una temática común: dejar a un lado los prejuicios y pasarlo bien durante una semana de veraneo en el resort de una isla tropical.

Abordemos de partida el problema más evidente (el elefante en la habitación, como reza una locución inglesa): sí, hay chicas en trajes de baño; sí, los atributos físicos de las mismas están, cuando menos, excesivamente idealizados; y sí, hay una parte importante del juego centrada en el coleccionismo de bañadores y la mera actividad contemplatoria de los modelos tridimensionales de las protagonistas. Sí obstante, el diseño de las chicas resulta tan exagerado, su anatomía tan irreal, que su aspecto provoca la carcajada más que otra cosa (especialmente lo ridículo de sus físicas).
Una vez pasemos esto por alto, nos encontraremos con un simpático simulador de vacaciones, y trataremos de probar todas las actividades que podamos. Más que de los bikinis, el placer culpable de este juego viene de poder olvidarse de las olas de calor, las carreteras saturadas, los mosquitos, el sudor, la necesidad de aire acondicionado y demás embates del verano, y evadirse a unas vacaciones virtuales paradisiacas en las que todo es perfecto: ni turistas, ni ruido, ni quemaduras. Solo las aguas cristalinas, las palmeras, las cataratas, las playas de arenas impolutas que nunca queman…

El resort nos sirve a modo de menú en el que nos podemos desplazar por las distintas áreas de la isla, cada una de las cuales tiene varios mini juegos a su disposición. El más evidente es el del volleyball, que sin gozar de la excelencia jugable de títulos deportivos como Virtua Tenis tiene sus mecánicas suficientemente bien representadas.
Sin embargo, para poderlo jugar necesitamos de una compañera, para lo cual tenemos que haber entablado amistad con alguna de las chicas en la isla, una tarea titánica que requiere consultar el manual constantemente a fín de saber, por ejemplo, cual es su color favorito, a fín de hacerles regalos acordes a sus preferencias (eso si no os cansáis de que os los devuelvan desairadas al día siguiente sin mayor explicación: esta gente es, literalmente, como un mal compañero de viaje y le encuentra pegas a todo).
Como ganar partidos de voleyball es la forma más sencilla de mantener la moral de nuestra compañera alta, y como en el primer día nos acompaña una de ellas, lo más sencillo si tenéis intención de jugar a este minijuego en concreto es que ganéis todos los partidos que podáis.

El resto de mini juegos, por suerte, no tiene este requisito: para algunos de ellos, basta con coincidir con alguna de las chicas que estén en la zona, y otros se pueden jugar perfectamente en solitario. En las mismas piscinas podemos jugar a un juego de tirar de la cuerda, mientras tratamos de aguantar el equilibrio sobre una plataforma en mitad del agua, otro donde directamente tenemos que echar a la otra chica de la plataforma haciendole perder el equilibrio, o uno donde debemos saltar por una serie de flotadores pulsando los botones del mando que coincidan con el color. Como el perder supone caer al agua de una piscina idealizada, aunque no ganemos siempre nos queda una sensación positiva.

Lejos de la piscina, y en las diversas playas y junglas que rodean la isla, podemos jugar a un juego practicamente idéntico al modo Battle Beach de Ehrgeiz: desde una posición de tumbado, hay que correr hasta una bandera clavada en la arena antes que nuestra rival. También existe un tobogan al estilo de parque acuático en el que nos subimos sobre un enorme flotador hinchable y tenemos que controlar nuestra posición durante el descenso si no queremos salirnos de la pista (sin mayores consecuencias) en una especie de bobsleigh veraniego. El objetivo último en ambos juegos es batir nuestro propio tiempo.

Por último, en cualquier momento podéis comprar una moto acuática y competir en carreras en un divertido émulo de Wave Race. Es una pena que este modo no cuente con más opciones, ya que está muy cuidado y, de haber contado con algunos circuitos más habría justificado el título como un resultón arcade de motos de agua: tenemos varios modelos a elegir, y recorridos que van de más fácil a más difícil mientras pasamos por los checkpoints, acumulando así “turbos” que podemos usar para adelantar a nuestras competidoras, mientras efectuamos acrobacias al pasar por las rampas repartidas por el escenario. Como en cualquiera de los otros minijuegos, la iluminación de los recorridos varía en función de la hora del día a la que juguemos, de modo que podemos hacer backflips en una rojiza puesta de sol, o superar nuestro record al amanecer.

Por la noche, podéis jugar a cualquiera de los juegos de azar del casino del hotel (poker y blackjack incluído), siempre que os apetezca palmar pasta a una velocidad de vértigo (aquí el juego se torna sorprendentemente realista: la banca SIEMPRE gana). En nuestra opinión (y obviando el hecho de que no terminamos de ver la relación entre juegos de azar y veraneo), el dinero que obtengáis en las pruebas, partidos o carreras, estará mucho mejor invertido comprando más motos de agua, regalos, y una gran colección de gafas cutres, sombreros horrorosos, y bañadores horteras de colorines (¿qué vacaciones no estarían completas sin darse un arrebato consumista comprando productos baratos de mal gusto?).

En resumidas cuentas, un ejercicio de evasión estival al que se le puede reprochar que no tenga modo local para dos o más jugadores (sobre todo para los minijuegos más al estilo track and field, solo se puede jugar por xbox live a bolleyball y a las carreras), y que innove tan poco con respecto a la entrega anterior, pareciendo más una expansión que una secuela: de haber contado con más minijuegos (quizás más disciplinas deportivas, como waterpolo, surf, natación…), vestuario no solo consistente en bañadores (trajes de neopreno, equipaciones deportivas…), y añadido alguno de los luchadores (Bayman ya tenía un equipo de buceo en la primera parte, y Zack siempre es la risión), se habría sacudido ese aire de chiste adolescente inmaduro y estaríamos ante el sustituto del añejo California Games como juego del verano definitivo.

  1. […] Desarrollado en 1996 por Nintendo EAD, Wave Race 64 no solo fue el primer título de carreras para la 64 bits de Nintendo, tambien fue título de lanzamiento para la misma, y aún así se las arregló para ser un juego excelente a casi todos los niveles. Junto con Mario 64, se convirtió en título definitorio de la consola y sus capacidades gráficas, además de servir de salto paradigmático a nintendo para pasar de los gráficos 2D de la Super Ninteno a las capacidades 3D de sus sucesora. Se trata de un título tan memorable que el propio Tomonobu Itakagi, admirador confeso, le dedicó un sentido homenaje en forma del modo de carreras de motos de agua incluído en DOA Xtreme 2 (, del cual hablábamos hace poco). […]

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