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Especial verano: Relajandose en la Isla Delfino de Super Mario Sunshine

“Vacaciones de verano para mí…”

La vida de fontanero es dura: todo el día saltando sobre caparazones de tortugas y protegiendo al reino Champiñón de las agresiones de sus enemigos. Hasta el más dedicado de los italianos se merece un descanso de vez en cuando de esta vida tan ingrata. Hoy, os mandamos con los personajes de Nintendo a otro destino de ensueño: la Isla Delfino de Super Mario Sunshine. Calzaos vuestra gorra de fontanero, y acompañadnos a este resort donde no falta de nada.

“Bienvenidos al paraiso tropical donde el sol brilla sin cesar: ¡Isla Delfino! Estamos encantados de recibirles en nuestro hermoso hogar. Disfruten de nuestras maravillas naturales, así como del comfort de nuestras magníficas instalaciones, de nuestro divertido parque de atracciones, y de nuestra excelente cocina. Todo esto y mucho más es lo que encontrarán en isla Delfino ¡Relájense y volverán a casa como nuevos!”

Esto se les decía a los personajes en un video de presentación. Desde la misma intro del juego, en la que los queridos personajes paridos por la mente de Miyamoto se dirigen en un avión a la isla para disfrutar de unos días de reposo, el ambiente del título está centrado en recrearse en todo lo positivo de las vacaciones estivales (, si bien la intención de Mario es mucho más prosáica: el quiere ponerse ciego a comer en los buffets que hay allí. Imposible no identificarse).

El juego aprovecha la ambientación tropical para explotar las cualidades técnicas de la 128 bits de Nintendo, y viceversa: el agua, omnipresente, refrescante, exquisitamente recreada, es manejada con soltura por un motor gráfico al servicio de una dirección artística en la que la iluminación lo inunda todo con su claridad.
La isla debe su nombre al código con el que se conocía a la Nintendo GameCube durante su desarrollo: proyecto Dolphin, y desde el aire tiene, muy adecuadamente, forma de delfín. Además de sus playas, cuenta con hoteles, un faro, centro comercial, puerto, parque de atracciones y baños naturales gracias a su naturaleza volcánica. Los habitantes de la misma, los Forestanos, son unos simpáticos hombres-planta que aprecian la pulcritud de las calles de Ciudad Delfino por encima de todo.

Si bien en Mario 64 el castillo de Peach servía como una zona central desde la cual acceder a todos los niveles disponibles en el juego, pero cerrada y de interior, Ciudad Delfino, que cumple la misma función en Sunshine, se convierte en una enorme área al aire libre, abierta y expansiva, en la que, lejos de limitarse solamente a buscar la entrada a la siguiente zona, se puede explorar, hablar con sus habitantes, nadar… Los programadores, conscientes de que sería, junto con el aeropuerto, la zona de toma de contacto de muchos jugadores, la convirtieron en todo un nivel en sí misma, pero sin ninguno de los peligros asociados: hay mil cosas que ver y montones de lugares por los que corretear sin mayor problema, mientras vemos como nuestros compañeros de viaje empiezan a ponerse cómodos ellos mismos.
En semejante ambiente, es imposible no dejarse imbuir por el aura de relax que se respira.

La isla ha aparecido en gran cantidad de títulos de la compañía de Kyoto, especialmente en la saga Mario Kart. La Playa Peach aparece en Double Dash, y la ceremonia de entrega de premios se celebra allí; la Plaza Delfino aparece en Mario Kart DS, y ambos escenarios hacen aparición en Mario Kart Wii como copa retro, junto con una nueva pista ambientada en los muelles del puerto. Coconut Mall aparece en Mario Kart 7, y el nuevo aeropuerto es un circuito en la octava entrega.
Pero no solo los títulos de carreras de nintendo: Super Smash Brawl y WiiU tienen arenas ambientadas en ciudad Delfino. Mario Party, Mario Power Tenis, y el juego Itadaki Street DS también cuentan con la isla entre sus localizaciones, dándonos montones de oportunidades de liberar estrés en sus idílicos parajes.

Sin embargo, de entre todas estas nos quedamos con su aparición original: si ya hay pocos juegos que cuenten con niveles ambientados en playas, muchos menos que estén basados en su totalidad en un entorno de vacaciones estivales.
Al final, el único punto negativo de Isla Delfino es que, antes o después, nuestro viaje se acabará y nos veremos obligados a marcharnos y dejarla atrás. Pero sin duda alguna la atmósfera de paz y relax que se desprende de sus costas nos acompañará durante mucho tiempo.

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