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Spooky’s JumpScare Mansion, una monada de susto

Halloween se acerca, por lo que no podemos dejar pasar la ocasión de recomendaros un título de terror que, además de diferente, es gratuíto: Spooky’s JumpScare Mansion (NOTA: el juego era anteriormente conocido como Spooky’s House of Jumpscares hasta que una empresa alemana forzó legalmente un cambio de nombre). Si bien el género está trufado […]

Halloween se acerca, por lo que no podemos dejar pasar la ocasión de recomendaros un título de terror que, además de diferente, es gratuíto: Spooky’s JumpScare Mansion (NOTA: el juego era anteriormente conocido como Spooky’s House of Jumpscares hasta que una empresa alemana forzó legalmente un cambio de nombre). Si bien el género está trufado de exponentes de impecable factura técnica y desagradable realismo, lo que a mucha gente le costará admitir es que los verdaderos sustos, los más grandes, son provocados por las cosas más inofensivas o inesperadas. Este juego demuestra que todo, cualquier cosa, puede pegarnos un buen susto, por inocente o mono que sea.

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Spooky’s JumpScare Mansion es una extraña mezcla entre la parodia, el homenaje y el juego genuínamente terrorífico. La premisa es muy sencilla: Spooky, la chica fantasma que da nombre al juego, nos invita a recorrer las 1000 habitaciones de una casa encantada, avanzando de estancia en estancia por un entorno que, en principio, recuerda a una versión desenfadada y colorista de Wolfenstein 3D. Cada cierto número de habitaciones tenemos un punto de guardado, y contamos con una barra de vida y otra de estamina (ambas autoregenerables), y una vez que cruzamos una puerta es imposible volver atrás. La gracia está en que cada cierto número de habitaciones el juego cambia ligeramente las normas, de modo que de repente nos podemos ver perseguidos por criaturas no tan benevolentes, o bien tendremos que resolver un puzzle al estilo de los Lost Woods en Zelda OoT, o encontrar el camino correcto a través de estrechas pasarelas en la oscuridad… Estos ligeros cambios en la jugabilidad mantienen la experiencia fresca, y es divertido seguir avanzando para ver qué más nos ofrece.

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No solo la jugabilidad cambia, también lo hace la estética del juego, en lo que sin duda alguna es un homenaje a los muchos juegos del género que poblaron los circuitos de las máquinas de 32 bits. Nos encontramos desde guiños a los grandes referentes (de repente aparece la puerta de carga de Resident Evil, o bien pasillos radicalmente distintos al resto del juego con una estética a todas luces extraída del primer Silent Hill…), así como otros homenajes menos evidentes a los muchos títulos nipones de terror de segunda fila que tanto disfrutamos en su día, recordandonos todos esos juegos que suceden en aulas de colegios o institutos japoneses por la noche, o la predilección de la saga Clock Tower por incluir antes o después enormes túneles subterráneos por alguna razón. Generalmente, estos “cameos” duran una habitación o dos, para luego hacernos bajar la guardia y pegarnos el susto del siglo con una silueta de cartón de una adorable arañita sonriente de dibujos animados.

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De hecho, es ahí donde reside la mayor virtud de Spooky’s JumpScare Mansion: mientras que otros exponentes recientes, como “Back in 1995”, trataban de hacer apología (exagerada) del defecto técnico haciendo de ello la única premisa del juego, Spooky’s resulta inmediatamente accesible y divertido, además de conseguirlo sin tomarse nunca en serio a sí mismo: incluso cuando el juego parece querer ponerse más oscuro, apenas tarda un par de habitaciones en volver a su estética mona e inocente de posters de gatitos, adornada con algunos momentos hilarantes, como un laboratorio de fabricación de monstruos (incluidas desternillantes cabezas de velociraptor flotando en frascos de formol) en el que, en un informe, un científico que trabaja para Spooky (!?) se queja de que, al explicarle a la misma los problemas para contener a los monstruos en sus contenedores, ella se encogió de hombros y se fué flotando a través del techo, de identica forma a como ya habrá hecho con el jugador varias veces.

El juego, que está disponible para su descarga de forma gratuíta tanto en steam como en IndieDB, y cuenta con un DLC (este sí es de pago, si bien no cuesta mucho) titulado Karamari Hospital, que podría considerarse casi como un título totalmente diferente, en el que abandona la mecánica de avance por habitaciones en favor de una más clásica de busqueda de llaves y resolución de puzzles, para avanzar por un mapeado inspirado en el tópico que faltaba por cubrir en el título original: el hospital japonés lleno de muertos vivientes.
Aún si no se opta por el DLC, el juego supone una buena forma de pasar, sin gastarse un euro, una noche con amigos asustandose con el juego más mono que jamás se haya denominado como título de terror.

Autor: Lázaro

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