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Transformers para PS2: ¡Autobots, transformense y avancen!

Hoy se estrena en los cines Transformers: El Último Caballero, quinta entrega cinematográfica de la serie de películas basadas en los robots transformables en vehículos. Se trata de una ocasión perfecta para revisitar el excelente “Transformers” (Atari, 2004. No confundir con “Transformers, The Game”), lanzado para PS2 y que nos demostró que los juegos basados […]

Hoy se estrena en los cines Transformers: El Último Caballero, quinta entrega cinematográfica de la serie de películas basadas en los robots transformables en vehículos. Se trata de una ocasión perfecta para revisitar el excelente “Transformers” (Atari, 2004. No confundir con “Transformers, The Game”), lanzado para PS2 y que nos demostró que los juegos basados en licencias con un poco de mimo pueden ser como los Autobots: “más de lo que tus ojos ven”.

Inspirado en los diseños de la serie “Transformers Armada”, el título antepone la jugabilidad ante todo. Los jugadores toman el control de uno de los tres Autobots (Optimus Prime, Red Alert o el bravucón Hot Shot) para luchar contra Megatrón y su vasto ejército de Decepticlones por el control de los recién descubiertos Mini-Cons en el planeta Tierra.
El núcleo del juego consiste en disparos en tercera persona con controles analógicos al estilo FPS (podemos cambiar entre ambas vistas en cualquier momento pulsando círculo), mientras nos movemos en enormes y expansivas áreas abiertas. La mecánica de disparar a los enemigos empieza simple, quizás repetitiva, pero la diversión se dispara conforme el jugador colecciona y equipa todo tipo de mini-cons, que cuentan como power-ups.

Hay una miríada de ellos escondidos por el juego, y conforme se recolectan, el jugador puede mezclar y combinar mini-cons para equipar a cualquiera de los tres Autobots. Hacer malabares entre habilidades de disparo múltiple, escudo y desplazamiento se convierte en una habilidad crucial conforme sube la dificultad del juego, convirtiendo lo que empezó como un machacabotones simplón en un shooter muy inteligente.
El interfaz se muestra sencillo pero muy eficiente a la hora de mostrarnos en cuales de los cuatro gatillos hemos asignado las habilidades minicon correspondientes, y cada vez que derrotemos a nuestros enemigos podemos emplear el energón que dejan detrás para reponer algo de vida.

Por supuesto, contamos con la habilidad de transformarnos en cualquier momento pulsando triángulo (con el característico sonido de la serie de dibujos, “K-k-k-k!”), pudiendo desplazarnos a gran velocidad, realizando saltos y piruetas y arramplando con los decepticlones que sean tan insensatos de cruzarse en nuestro camino.
Los controles son increiblemente agradables, los transformers cuentan con gran libertad de movimientos, y sin embargo tenemos en todo momento la sensación de estar manejando un robot enorme, poderoso y pesado.
A ello ayuda la naturaleza abierta de los entornos, con gran espacio para movernos, conducir y saltar. Su tamaño no supone ninguna limitación: las enormes zonas están plagadas de vegetación, cascadas, ruinas, agua con reflejos y recovecos para explorar sin que se resienta la tasa de frames, convirtiendose en un título con un gran acabado visual y que destaca entre otros juegos para PS2 de planteamiento similar, especialmente en una época en la que el concepto de mundo abierto no estaba tan trillada. Salvando las distancias, recuerda a los entornos terrestres de Rogue Squadron II. Toda una delicia.

Los modelados de los personajes tampoco se quedan atrás, lo que se hace más patente durante los enfrentamientos de final de fase.
Las batallas contra los jefes brillan con luz propia y son los momentos del shooter en el que se respira una atmósfera más “Transformers”. Luchar contra Tidal Wave y su estatura propia de un rascacielos es todo un regalo apenas alcanzada la primera mitad del juego, superada en epicidad quizás tan solo por la batalla final contra Unicron, literamente del tamaño de un planeta.
Todos estos momentazos se suman a un título cuasi impecable que era un auténtico hit esperando a ser descubierto, y a pesar de que la prensa no lo reciviese con unanimidad en su lanzamiento, los entusiasmados jugadores respondieron muy positivamente.

Como muchos de los juegos distribuidos durante esa época en Atari, el juego está impecablemente doblado al castellano en su versión española, algo importante habida cuenta de que Optimus nos contactará cada cierto tiempo para repasar los parámetros de la misión (Ratchet si estamos jugando como el jefe de los Autobots), por lo cual el idioma no es impedimento para disfrutarlo. Incluso hay una (brevísima) demo del mismo entre los extras de la versión para PS2 de Driv3r, así que no tenéis excusa para probar el que IGN nombró como uno de los 100 mejores juegos de PlayStation 2.

Autobots, ¡transformáos y avanzad!

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