Siguiendo los pasos de Indy en la búsqueda del Grial

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RetroReview – Indiana Jones y la Última Cruzada

Siguiendo los pasos de Indy en la búsqueda del Grial

Aventuras, acertijos, trampas, tesoros… Las aventuras de Indy parecen hechas para disfrutarse en el medio del entretenimiento interactivo. Son, con diferencia, de las más homenajeadas y referenciadas, y sin duda nos han dado una serie de títulos en los que el profesor Jones se lanza a la búsqueda de reliquias místicas. La mayoría de las veces en forma de aventura de acción, pero es un formato que se presta muy bien al género de la aventura gráfica.

Ya hablamos en otra ocasión de la excelencia del que, para muchos, supone el pináculo de los títulos de Indy: El Destino de Atlantis, un juego con una historia original que es además de los mejores del género, pero sería el tercer filme de la saga el que inspirase al video juego que hoy nos ocupa. Lanzado en 1989 casi a la par que la película, “La Última Cruzada” para MS DOS no solo logra librarse de la maldición de que los títulos basados en películas son un desastre, sino que además sienta las bases definitivas para las genialidades que nos regalaría más adelante el equipo dirigido por el ínclito Ron Gilbert. Monkey Island, Full Throttle, The Dig, Loom, Grim Fandango… Todos ellos le deben parte de lo que son a este juego, que apenas era el tercero en emplear la herramienta SCUMM creada por los empleados de Lucas Arts para hacer aventuras gráficas y que se caracteriza por su reconocible e intuitivo sistema de verbos y acciones, incluyéndose en éste algunas de las novedades que serían marca de la casa, como el árbol de diálogos.

Una aventura como la de la gran pantalla

En lo tocante al argumento, el juego sigue de forma bastante fiel los acontecimientos de la película: El profesor Indiana Jones regresa a sus clases en la universidad tras recuperar la cruz de Coronado, para ser reclutado por el millonario Walter Donovan en una búsqueda del Santo Grial, la copa empleada por Jesucristo en la Última cena y de la cual se dice que concede la vida eterna a todo el que bebe de ella. Indy acepta la búsqueda, no tanto para encontrar el mítico cáliz sino para encontrar a su padre, quien desapareció tratando de recuperar la reliquia antes que él.
Esto nos llevará por un viaje a través del globo pasando por Venecia, un castillo en la frontera entre Austria y Alemania, y finalmente el templo de la media luna.

Sin embargo, el juego hace algunas omisiones que hubieran sido difíciles de adaptar a una aventura gráfica, por ejemplo, la persecución en las lanchas no está, tampoco el personaje de Sallah ni la hermandad de la espada cruciforme. Sí obstante, el juego expande otras áreas como las catacumbas bajo la iglesia veneciana, ahora todo un laberinto de varios pisos de túneles y corredores en el que Indy se perderá fácilmente a no ser que se haya hecho previamente con un libro de mapas en la biblioteca (el efecto es muy gracioso, vemos el muñequito de Indy desde una perspectiva superior, y solo podemos ver un pequeño círculo iluminado alrededor suyo, quedando el resto de los túneles en tinieblas)

De igual forma, el castillo Brunwald pasa a ser toda una mazmorra en la que Indy tendrá que hacer uso de todas sus habilidades y astucia para rescatar a su padre de los nazis, y es donde el juego despliega todo su arsenal de novedades y las aprovecha al máximo: No solo tendremos que usar de nuevo la mecánica de perspectiva superior para orientarnos, es que además podremos hacer uso del sigilo. Indy puede tratar de esquivar a los guardias estudiando sus rutas y huyendo de ellos usando las laberínticas habitaciones del castillo a su favor.
Si los enemigos le alcanzan, Indy puede intentar engañarles mediante las conversaciones de elección múltiple , ofrecerles objetos para sobornarlos, convencerlos o ponerles de su parte, e incluso puede buscar por las habitaciones del castillo uniformes de criado o de oficial alemán con los que disfrazarse y tratar de pasar desapercibido, pero ¡ojo! que los diferentes soldados recordarán cómo iba Indy vestido y, si pasamos por delante del mismo centinela caracterizados de forma distinta, se dará cuenta y dará la alarma. (Recordemos que todo esto está en un juego lanzado en 1989)
Si nos quedamos sin opciones, habrá que recurrir a los puños, con un sistema que usa las teclas del teclado numérico y que resulta un tanto frustrante.

En la variedad está el gusto

Otras escenas de la película también están representadas, como la huída en avión, en la cual, si logramos derribar a todos los aviones posible, aunque acabaremos estrellándonos igualmente por falta de combustible, al menos podremos saltarnos casi todos los controles de carretera.
Hasta las tres pruebas del templo de la media Luna están presentes, siendo con diferencia la más divertida la de “seguir los pasos de la palabra”, en la que se nos dará una de las formas en la que se escribe el nombre de Jehová (en latín, el inglés…) y tendremos que tener cuidado con elegir las losetas correctas.

Los puzles también son muy imaginativos y muchos de ellos expanden o añaden sobre lo visto en pantalla. La vidriera y los números romanos siguen presentes, por ejemplo, pero ahora son varias vidrieras y varios números (la X ya no marca el lugar), y la solución se genera de manera aleatoria en cada partida, por lo que tendremos que recurrir a las pistas del diario de Henry Jones para poder resolverlos. Tanto al diario dentro del propio juego como a uno físico que se incluía impreso con el juego y que daba aún más pistas para completar la aventura con éxito.

El juego hace gala del sentido del humor de las aventuras de Lucas Arts. Algunas de las conversaciones que Indy mantiene con los guardias son hilarantes (y sí, la absurda y desternillante conversación sobre tapices con el mayordomo de la película sigue estando ahí y, aún en forma escrita, también tiene el acento mal impostado que trata de emplear Indy, “¡Eshto es un cashtillo! ¿No hay tapishes?”)
Cuando Indy se cambia de uniforme el juego le cubre con un enorme bloque negro que tiene escrita la palabra “Censurado”, o incluso bromas de humor negro que provocan la carcajada. Cuando Henry, Indy y Marcus llegan al templo del Grial se preguntan si será el sitio correcto, para ser recibidos con la entrada en escena de una cabeza rodante recién cercenada por las trampas, a lo que Indy responde “Sí, es aquí”

Podemos darle a Hitler para firmar cualquier cosa que tengamos en el inventario, no necesariamente el diario (de hecho, ciertos objetos puede que nos resulten beneficiosos), o podemos darle un puñetazo en la cara, lo cual siempre merece la pena aunque nos garantice un Game Over. Los textos estas pantallas de Game Over también son descacharrantes, como el que nos explica que Indy fue capturado por los Nazis y obligado a quitarle el polvo a los trastos viejos de Hitler mientras éste viviera, y como quiera que los nazis acabaron consiguiendo el grial, esto se traduce que Indy estaría haciendo esto por MUCHO tiempo.
Aunque estas pantallas empiezan a perder la gracia cuando empezamos a morir una y otra vez, siendo uno de los puntos negativos del juego, que por desgracia dista de ser perfecto.

“Así decimos adiós en Alemania, doctor Jones”

Como bien habéis leído, esta es una aventura de Lucas Arts en la que se puede morir, ya que aún no se había implantado la regla de Ron Gilbert que obligaba a los diseñadores a evitar las muertes gratuítas. Si no hemos guardado la partida, cada vez que nos topemos con una trampa inesperada, nos derrote un guardia a puñetazos, o se nos agote el tiempo en alguno de los puzles que requieren que los resolvamos rápido, el juego nos devolverá al principio. Es recomendable salvar a menudo.
El templo del grial al menos tiene la deferencia de devolvernos al principio del mismo si morimos, ya que tenemos que resolver los tres desafíos del tirón (Por cierto, si queréis superar la prueba de fe, no titubeéis clickando y buscando la zona correcta por la que saltar del barranco. Eso no es tener fe).

Las conversaciones con los guardias, a pesar de ser divertidas, acaban teniendo un cierto componente de repetición y azar: Tenemos más o menos las mismas frases para elegir con casi todos los guardias, pero lo que funcionó con un guardia podría no funcionar con el siguiente. Como no tenemos oportunidad de investigarles o espiarles previamente para averiguar información sobre los mismos (salvo a un par de ellos de los que sí obtendremos alguna información previa), no podemos usar la intuición, la única forma de abordar a muchos es el ensayo y error hasta que damos con la combinación de frases ganadora. Eso o vernos forzados a repartir puñetazos, pero la salud de Indy no es regenerativa y acabaremos cayendo si los resolvemos todo a tortas.

Otro defecto del que hace gala el juego es una de las manías del género, de la cual por fortuna tomaría nota el equipo de Gilbert para no repetir el mismo error en juegos subsiguientes, y es que hay muchos objetos imprescindibles para nuestra aventura que podemos dejar olvidados sin que el juego nos dé la opción a regresar para recuperarlos, y como al final el Grial correcto no es tan obvio como en la película, sino que cambia de manera aleatoria en cada partida (en el juego todos tienen el aspecto humilde de “la copa de un carpintero”), y hay unas pistas imprescindibles a lo largo del juego para averiguar cual es adecuado, saltarnos estas pistas por despiste o ignorancia convierte el final en un juego de recargar la partida para lograr el auténtico por descarte.

Otros objetos nos abren más opciones y nos hacen la experiencia menos frustrante pero están muy ocultos, siendo algunos verdaderas pixel hunts y resultando muy fácil el pasarlos por alto. Una de las novedades que traería el posterior Monkey Island sería la inclusión de “hotspots” (zonas amplias sobre las cuales al pasar el ratón por encima sin hacer nada ya nos avisa el juego de lo que son y que son interactivas) pero en este juego todavía está el arcáico comando “Qué es…?”, el cual al seleccionarlo nos permite recorrer la pantalla con el puntero hasta dar con algo con lo que interactuar si nos hemos quedado sin ideas. Pero hay que entender que el juego es un producto de su tiempo y estas mejoras de calidad de vida acabarían llegando a la otra aventura de Lucas Games en Atlantis.
También se trata de una aventura muy cortita para los estándares del género, si bien ofrece la posibilidad de rejugarla de nuevo para probar todas las opciones posibles, usar los objetos que se nos pasaron en un primer gameplay, y conseguir desbloquear todos los Indy Points (algo así como sacarle el platino al juego). Hasta ofrece tres finales diferentes, información la cual a aquellos que sean conocedores de la película les habrá dejado totalmente descolocados.

Las distintas versiones, jugando hoy a The Last Crusade

El juego se lanzó originalmente en disquette en una versión EGA con 16 colores en pantalla, sin apenas música, ya que estaba pensado para emitir sonidos empleando el altavoz interno de la torre del ordenador (los PC no eran tan ubicuos como hoy y mucha menos la gente que comprase una tarjeta de sonido. Comprarse un ordenador para trabajar y entonces echarse una partida era una cosa, pero mucha gente no podía justificar el caro desembolso de una potente Roland o una Sound Blaster en un entorno de ofimática).
Sin embargo, más adelante fue relanzado en la más extendida versión VGA que redibujaba todos los fondos con una paleta de 256 colores y le da un acabado mucho más digno e imperecedero (aunque el inventario sigue estando indicado mediante texto en lugar de iconos). Esta es la versión que puede obtenerse en las plataformas digitales hoy en día.

La mejor opción, y la que recomendamos nosotros, es la versión FM Towns, un relanzamiento en CD que aprovechaba la capacidad extra del disco compacto para emplear melodías extraídas directamente de las pistas de la banda sonora de la película, lo cual la convierte en una experiencia mucho más agradable en el plano sonoro (aunque los efectos de sonido siguen siendo igual de enlatados). Por desgracia ninguna de estas versiones se lanzó doblada en formato “talkie”, así que todas las versiones del juego nos presentan una aventura muda.

Como curiosidad, existió una conversión a Mac de la versión EGA, que contaba con un interfaz en alta resolución más vistoso, pero sin llegar a las virguerías visuales que serían los interfaces de usuario más trabajados y personalizados de los siguientes juegos de Lucas Arts.

Podéis adquirir La Última Cruzada tanto el GOG aquí, como en Steam aquí. Al haberse extinguido la promoción de la que nos hicimos eco hace algunos días, recomendamos la versión de GOG al no contar con ningún tipo de DLC. Ambas versiones ofrecen la posibilidad de descargar el diario físico de Henry en formato PDF, lo cual es de agradecer al ser imprescindible por algunas de sus pistas para poder completar los desafíos finales.
Por desgracia, como la versión VGA solo se relanzó en inglés, en las plataformas digitales no podemos adquirirla de partida en español, pero se puede traducir al castellano usando la guía que podéis consultar en este enlace y que le agrega la traducción original del juego en versión EGA.

“¿Qué has encontrado?” “Iluminación”

Indiana Jones y la Última Cruzada no solo pone los mimbres para lo que luego serían algunos de los juegos más memorables de Lucas Arts, como El Secreto de Monkey Island o el propio Destino de Atlantis, sino que consigue ser un juego muy entretenido por derecho propio, aún cuando su edad le haga acusar de algunos defectos.
Si venimos de otros clásicos del genero y lo enfrentamos de forma objetiva, siendo conscientes de que se trata de un juego coetáneo a las consolas de 8 bits, se hace notable, y cuenta con ideas y novedades de una profundidad admirable, pero pudiendo elegir entre éste y la segunda aventura gráfica de Indy, recomendamos encarecidamente la segunda, especialmente si no se está curtido en el género.

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